CREER O NO CREER
Evangelios y Evange-listos:
Gnósticos, Nag Hammadi y otros nombre raros
El Cristianismo es una fe enraizada en
la Historia. Su validez depende de la verificabilidad de sus orígenes, y ésta a
su vez está basada en la genuinidad de sus primeros documentos.
Ya en otro artículo explicaremos cómo la iglesia cristiana reconoció los libros
que hoy componen el Nuevo Testamento. En éste comentaremos sobre un grupo de los
libros que fueron excluidos en el proceso. Se les llama Evangelios Apócrifos,
algunos de los cuales se clasifican como Evangelios Gnósticos. En El Código Da
Vinci (CDV) se afirma que estos son tan válidos como los aceptados (canónicos) y
que el proceso de selección fue uno caprichoso.
Descubiertos en Nag Hammadi en 1945 y publicados en inglés en el 1977, los
Evangelios Gnósticos son una pieza clave en la trama del CDV. En el mundo de la
erudición se han publicado infinidad de artículos y libros al respecto. Uno de
ellos, “Los Evangelios Gnósticos” (The Gnostic Gospels) de Elaine Pagels, ha
servido de fuente de información para Dan Brown en su investigación para CDV. A
nivel popular se han dado a conocer a través de obras de dudosa fiabilidad.
¿Erudición o ficción?
Por boca de Leigh Teabing,
importante protagonista en CDV, supuesto miembro de la Real Academia Británica
de Historia y experto mundial en el “Santo Grial”, se dice sobre este tema:
Para la elaboración del Nuevo Testamento se tomaron en cuenta más de ochenta
evangelios, pero sólo unos pocos acabaron incluyéndose, entre los que estaban
Mateo, Marcos, Lucas y Juan. (288)
[cuatro siglos después de la muerte de Jesús…] ya existían miles de crónicas
sobre su vida en las que se le consideraba un hombre, un ser mortal. (291)
Constantino encargó y financió la redacción de una nueva Biblia que omitiera los
evangelios en los que se hablara de los rasgos “humanos” de Cristo y que
exagerara los que se acercaban a su divinidad. Y los evangelios anteriores
fueron prohibidos y quemados. (291)
Por suerte para los historiadores… algunos de los evangelios que Constantino
pretendió erradicar se salvaron. Los manuscritos del Mar Muerto se encontraron
en la década de 1950 en una cueva cercana a Qumran, en el desierto de Judea. Y
también están, claro está, los manuscritos coptos hallados en Nag Hammadi en
1945. Además de contar la verdadera historia del Grial, esos documentos hablan
del ministerio de Cristo en términos muy humanos. Evidentemente, el Vaticano,
fiel a su tradición oscurantista, intentó por todos los medios evitar la
divulgación de esos textos. (291-292)
Son las copias de los rollos de Nag Hammadi y del Mar Muerto de los que hablaba
antes. Los primeros documentos del cristianismo. Curiosamente, no coinciden con
los evangelios de la Biblia. [más adelante cita del evangelio de Felipe.] (305)
[Luego de citar del evangelio de María Magdalena, dice] Según estos evangelios
no manipulados… (308)
Las citas de arriba se pueden resumir en varios puntos importantes cuya
credibilidad comentaremos:
1. El número de narraciones de la vida de Jesús (Evangelios) era
extraordinariamente alto.
2. Los criterios por los que la mayoría de ellos fue eliminada del canon fueron
totalmente arbitrarios y parte de un plan para alterar el significado del
cristianismo y eliminar la Diosa Femenina. Esta eliminación ocurre en el siglo
IV y bajo la influencia de el Emperador Constantino.
3. Estos “evangelios” eliminados representaban manifestaciones igualmente
válidas del cristianismo.
4. Los Evangelios gnósticos son comparables a los otros evangelios en su
antigüedad, calidad literaria y documentaria y en su fidelidad histórica.
5. Estos documentos narran la “verdadera historia del grial”, esto es, la
primacía de María Magdalena como consorte de Jesús y madre de su hijo.
Pero antes
de comentarlos, corrijamos algunas aseveraciones disparatadas en el CDV. Haber
encontrado estas afirmaciones en el CDV debería haber alertado al lector de que
el autor no honró lo dicho en la introducción: “El Priorato de Sión… es una
organización real… Todas las descripciones de obras de arte, edificios,
documentos y rituales secretos que aparecen en esta novela son veraces.
(Énfasis mío.)
Aunque en esta serie de artículos queremos analizar los asuntos más sustantivos
de las tesis del CDV, es relevante mostrar estas garrafadas como evidencia de la
ausencia de erudición de el autor.
1. Es anacrónico hablar del Vaticano en el siglo IV, siglos antes de que
existiera.
2. Los “Rollos del Mar Muerto” contienen literatura relacionada a la secta judía
de los esenios incluyendo algunos libros del Antiguo Testamento, pero ningún
evangelio. Tampoco fueron encontrados en el 1950 sino en el 1947.
3. Los libros encontrados en Nag Hammadi, Egipto, en el 1945, estaban escritos
en copto, de traducciones del griego. No estaban escritos en arameo.
4. Nunca hubo 80 evangelios, como tampoco “miles de crónicas” sobre la vida de
Jesús.
Los numerosos Evangelios y su autenticidad
El número de “evangelios” gnósticos es muy reducido. Los documentos de Nag
Hammadi suman 45 títulos y no todos son evangelios. Entre estos sólo se denomina
como “evangelios” los siguientes: “Verdad”; “Tomás”; “Felipe”; “Egipcios “y
“María”. Una colección de escritos gnósticos (The Gnostic Scriptures) por
Bentley Layton tiene menos de 40 obras, sólo tres de las cuales son clasificadas
como evangelios. (Bock, 62) Aun juntando todo documento que tuviera pretensiones
de evangelios surgido en los primeros 500 años de historia, sólo llegaríamos a
24, la mayoría de ellos siendo sólo compilaciones de dichos esotéricos de Jesús
sin referencias a su vida (y, por lo tanto, NO son Evangelios). (Blomberg)
Pero, ¿cómo saber si estos Evangelios Gnósticos eran tan legítimos como los
Evangelios canónicos (los aceptados por la iglesia cristiana como inspirados:
Mateo, Marcos, Lucas y Juan)?
Existen razones de peso para no acepta estos “evangelios” dentro de los libros
oficiales del cristianismo. Para contestar esta pregunta, primero tenemos que
repasar los criterios en la evaluación de los documentos antiguos.
Antigüedad.
¿Por qué es esto importante? Mientras más cercanos a los acontecimientos que
narran, más fieles se supone que sean los documentos. Esto se presume así por la
posibilidad de constatación por testigos presenciales (en el caso que el lapso
entre el hecho y el registro histórico sea pequeño). También mientras menos
tiempo haya transcurrido entre los hechos y la composición del documento en
cuestión menos corrupciones se esperan que existan a causa del proceso de
reproducción manual.
En los tiempos de los que hablamos, por supuesto, los documentos eran copiados a
mano. El elemento humano, voluntario e involuntario, provoca la corrupción del
texto. Mientras más tiempo transcurre mayor se espera que sea la corrupción del
texto original (más se altera el primer documento). También a mayor tiempo
transcurrido pueden aumentar la introducción de elementos legendarios, esto es,
no históricos.
¿Cómo podemos “medir” la antigüedad de un documento antiguo? Esto se hace a
través de estudios sobre el material usado (papiro, piel, etc.), el tipo de
letra y estilo de escritura, el “nivel” del idioma usado, comparaciones con
documentos ya fechados, etc.
En base a estos criterios, la inmensa mayoría de los eruditos (cristianos o no)
están de acuerdo en que los Evangelios bíblicos fueron escritos en el Siglo I.
Marcos, el primero, fue escrito alrededor del año 60 d. C. Y Juan (el último de
los cuatro) entre el 90 y el 100 d. C.
De la misma manera, los llamados Evangelios Gnósticos han sido fechados en los
siglos II, III y IV. El más temprano, el Evangelio de Tomás, ha sido fechado
alrededor del año 150 d. C.
Como podemos ver, la diferencia en la fecha de composición entre los evangelios
“canónicos” (aceptados por la iglesia) y los “apócrifos” (rechazados por la
iglesia) es de 100 años o más, una diferencia considerable.
Sobre esto dice el Dr. Luke Timothy Johnson, autoridad respetada en este campo:
[los Evangelios Gnósticos] son de interés para el período patrístico más que
para el período del nacimiento y primera expansión del Cristianismo. A pesar de
toda la excitación y expectación, resulta que los escritos canónicos de el Nuevo
testamento siguen siendo nuestro mejor testigo histórico para el período más
temprano del movimiento cristiano. (The Real Jesús, p. 88. Mi traducción).
La fecha
temprana de composición de los Evangelios canónicos u oficiales apoya la tesis
de que fueron escritos por testigos presenciales de los acontecimientos que
narran (Mateo, Juan) o por personas que registran lo dicho por testigos oculares
(Marcos y Lucas). Como mencionaremos más adelante, la identificación de
apóstoles como autores de los evangelios fue un criterio muy importante a la
hora de decidir entre los que eran auténticos y los que no. (Otro artículo
tratará este tema en un poco más de detalle.)
Los evangelios gnósticos y su calidad
El único Evangelio Gnóstico al cual los expertos le atribuyen un grado de
legitimidad es al Evangelio de Tomás, que consta de sólo 114 “dichos de Jesús”.
Según Blomberg, de estos una tercera parte son claramente cristianos y otra
claramente gnósticos. La otra tercera parte no es lo uno ni lo otro.
Por el trato que reciben los evangelios gnósticos por parte de el autor de CDV,
el lector podría pensar que estos están a la altura de los canónicos. Nada más
lejos de la realidad.
Los evangelios gnósticos reflejan, por ejemplo, “el poco apego que el
gnosticismo tiene por la verdad histórica objetiva” se refleja en sus
evangelios, donde no hay reclamos de historicidad (Jenkins, 104)
En el CDV se nos da la impresión que los evangelios canónicos (los admitidos
como auténticos por la iglesia cristiana) y los gnósticos son semejantes en la
calidad de su literatura.
Aunque no es este el lugar para realizar una comparación exhaustiva en este
punto, baste incluir algunas citas de estos “evangelios”. En ellas se podrá
notar algunas de sus características. Como toda literatura gnóstica, abunda la
ambigüedad y la confusión. No siempre las narraciones están completas ni bien
hilvanadas.
Por ejemplo, esta es una cita de “Trueno, Mente Perfecta” (Thunder, Perfect Mind)
según citado por Elaine Pagels en su libro Evangelios Gnósticos:
Soy la primera y la última.
Soy la honrada y la burlada.
Soy la prostituta y la santa.
Soy la esposa y la virgen…
Soy la estéril,
Y muchos son sus hijos…
Soy el silencio que es incomprensible…
Soy el pronunciamiento de mi nombre.
El carácter
esotérico y místico predomina, con la presencia de conceptos contradictorios que
ni si quiera se intentan armonizar. Como observaremos en otro artículo sobre la
secta gnóstica, estos textos serían comprendidos por los “iluminados”, personas
que tuvieran la capacidad de recibir el “conocimiento” o “gnosis”.
Dice Elaine Pagels, promulgadora por excelencia de los evangelios gnósticos en
su libro del mismo nombre:
Más explosivo, en términos de la historia de la iglesia, [los evangelios
gnósticos] sugieren un papel mucho más importante para María Magdalena como
discípulo y compañera cercana de Jesús. También sugieren más interés en procurar
el conocimiento interior y el auto-desarrollo que lo que tradicionalmente
entendemos como la filosofía del Nuevo Testamento. Y los gnósticos de Nag
Hammadi parecían sentir una menor necesidad de iglesias y de sacerdotes.
Parecían perfectamente cómodos interpretando sus propios evangelios y libros
sagrados sin intermediación—una idea que el cristianismo institucionalizado
hubiera encontrado amenazante.
Por ejemplo, en el “evangelio” Testimonio
de la Verdad (otro documento gnóstico) se relata la creación de manera muy
diferente al Génesis, ¡ofreciéndonos el punto de vista de la serpiente!
“Aquí la serpiente, largamente conocida en la literatura gnóstica como el
principio de la sabiduría divina, convence a Adán y a Eva a participar del
conocimiento mientras que “el Señor” les amenaza con la muerte, celoso de que
ellos pudieran adquirir conocimiento, y con expulsarles del Paraíso cuando lo
consiguieran.”
¿Evangelios o evange-listos?
¿Por qué, entonces, se les ha presta hoy tanta atención? Además del
excelente trabajo de Elaine Pagels (Evangelios Gnósticos , “Beyond Belief”), el
respaldo absoluto provisto por el llamado Seminario de Jesús (Jesús
Seminar) ha contribuido enormemente. (Para información sobre este
“Seminario” les referimos al artículo marcado por el enlace.)
Supuestamente, estos documentos nos dan el beneficio del acceso a información
antes desconocida. Sin embargo, las ideas presentadas en los evangelios
gnósticos , descritas como “novedosas” a partir de los descubrimientos en Nag
Hammadi, son en realidad reapariciones de ideas y conceptos ya presentes en
otros tiempos y en otras civilizaciones. No sólo eso, sino que la mayoría de la
información provista en ellos no es relevante al Cristianismo (Philip Jenkins,
12).
Más aun, la mayoría de los conceptos promulgados a través de esta “nueva
literatura” era ya conocidos a finales del siglo XIX y principios del XX gracias
a loa hallazgos de otros documentos antiguos que, aunque no tan completos como
los de Nag Hammadi, contenían información suficiente como para hacerse un cuadro
claro de lo que era el Gnosticismo y de sus creencias.
La gran pregunta
Si no es nuevo su contenido, si su fecha de composición es tardía, si su
calidad es inferior… ¿por qué entonces son tan atractivos hoy?
Varias corrientes de pensamiento nos ayudan a explicarlo.
En primer lugar el Postmodernismo. En esta corriente, que ha pretendido
dominar el análisis literario y que aboga por el revisionismo y la
desconstrucción histórica, la controversia sobre los evangelios gnósticos
encuentra un fértil terreno.
La idea de que la verdad evangélica ha sido mal transmitida por una construcción
prejuiciada e históricamente viciada (aquello de que, como se dice en CDV, “la
historia la escriben los vencedores”), encuentra en los evangelios gnósticos y
en su “descubrimiento” supuestos argumentos confirmatorios. (Más información
sobre el Postmodernismo.)
En segundo lugar, la influencia de la “nueva espiritualidad” que ha
quedado luego de apagarse la llama de la mal llamada “Nueva Era”. En esta
religiosidad sin Dios se muestra una intensa alergia a las verdades absolutas y
al cristianismo. Como bien admite la misma Elaine Pagels, las enseñanzas de
estos evangelios gnósticoS resuenan armoniosamente con los conceptos
“tolerantes” y genéricos de la religión atea de hoy.
La Dra. Pagels propulsora del movimiento a favor de los evangelios gnósticos que
se ve reflejado en CDV, resume el contenido de los evangelios gnósticos de esta
manera: (entrevista en “Secrets of the Code —Secretos del código—, de Dan
Burstein, 103-104)
El Evangelio de Tomás presenta la idea de que si tu sacas lo que está dentro de
ti, lo que está dentro de ti te salvará, pero si tu no sacas lo que está dentro
de ti, lo que está dentro de ti te destruirá…
El Evangelio de María dice, en efecto, busca al Hijo del Hombre dentro de ti; en
otras palabras, busca dentro de ti para encontrar la fuente divina en lugar de
buscar a Jesús el Hijo del Hombre. Puedes encontrar la fuente divina a través de
tu propio ser, que proviene de la misma fuente que Jesús. Es parecido a la
enseñanza budista… Pero estos Evangelios implican que puedes ir por ti mismo y
descubrir lo divino dentro de ti. Puede que no necesites la iglesia. Puede que
no necesites al sacerdote. Puedes simplemente ir a meditar o tener tu propia
visión. (Mi traducción)
Sobre esto Philip Jenkins afirma:
Además del obvio atractivo a las mujeres, el nuevo retrato del Gnosticismo es profundamente atractivo para los “buscadores” modernos, ese gran conglomerado interesado en una espiritualidad genérica y sin las ataduras de la religión organizada o del dogma… Su retrato de Jesús es que es un maestro de Sabiduría y no un Redentor o Salvador celestial… Jesús, entonces, viene a ser más congeniable con las sensibilidades modernas sobre el género y el multiculturalismo”. (Mi traducción, 17-18)
Tercero, el feminismo, que ha hallado un inesperado aliado en el
gnosticismo con su supuesta afirmación de la mujer (en el artículo sobre María
Magdalena veremos que esto es falso). :
[El evangelio de] María ha sido tan popular porque se ajusta tan bien a la
perspectiva feminista de lo que un evangelio temprano debía haber dicho sobre
los eventos de su tiempo. Para parafrasear un dicho famoso, si un evangelio como
el de María no hubiera existido, hubiera tenido que inventarse, y en un sentido,
así ocurrió [fue inventado]. (Jenkins, 124-145)
¿Varios cristianismos?
El otro punto que se destaca en la obra de Brown, puesto nuevamente en los
labios de uno de sus protagonistas, es que en su origen el cristianismo
consistía en realidad en varias y diversas vertientes, todas igualmente válidas
desde sus inicios. Por supuesto, la corriente gnóstica era una de ellas.
Elaine Pagels dice en su Evangelios Gnósticos:
Ahora comenzamos a ver que lo que nosotros llamamos cristianismo—y lo que
identificamos como tradición cristiana—en realidad representa sólo una pequeña
selección de fuentes específicas, escogidas de entre docenas de otras. (xxxv).
Se nos quiere vender la idea de un cristianismo temprano tipo “guiso”, donde
todo cabía, donde todo era igualmente válido y donde todo contaba con el
respaldo documentario y apostólico. La realidad del caso es que ya en los siglo
II y III los Padres de la Iglesia (entre ellos Ireneo y Epifanio) claramente
establecen que las enseñanzas gnósticas no son cónsonas con la apostólica. (Bock,
63)
No sólo esto sino que ambas corrientes, la ortodoxa y la gnóstica, ¡se
consideraban entre sí mutuamente excluyentes! Los que se nos quieren presentar
hoy como si fueran los defensores del inclusionismo y de un anacrónico
pluralismo tolerante, estaban tan convencidos de la corrección y exclusividad de
sus postulados como los cristianos tradicionales lo estaban de los suyos. Como
señala Bock, sus enseñanzas eran incompatibles entre sí (89). Y así lo reconocía
los supuestos “cristianos gnósticos” para quienes los cristianos ortodoxos no
eran en realidad cristianos de verdad.
En el Apocalipsis de Pedro los gnósticos se refieren a los cristianos como
“canales vacíos” (79:30) y en el “Testimonio de Verdad” se dice: “Ellos no
tienen la Palabra que da vida” (34:26). (Bock, 97) Sobre esto se abundará en el
artículo sobre el gnosticismo.
La autoridad habla
Para concluir, escuchemos el testimonio
de el Dr. James Robinson, Editor de “The Nag Hammadi Library” (La biblioteca Nag
Hammadi). Él es una de las más grandes autoridades sobre el Cristianismo
temprano y fue quien supervisó el equipo de eruditos y traductores que
trabajaron con los documentos hallados en Nag Hammadi.
Los evangelios canónicos, Mateo Marcos, Lucas y Juan son un tipo de biografía
teológica de Jesús. En contraste, los Evangelios de Nag Hammadi no son
evangelios en el sentido tradicional de esa palabra para referirse a historia
narrativa, sino lo que hoy llamamos “evangelios de dichos”. El Evangelio de
Felipe, por ejemplo, es un “reguero” de materiales que no son un documento
original, sino una especie de colección de extractos de varias fuentes. El
“Evangelio de Verdad” es un tratado cuasi filosófico, pero no narra la historia
de Jesús en ningún sentido de la palabra. El único del que se puede reclamar ser
en algún sentido un Evangelio, es el cuarto texto de Nag Hammadi (el “Evangelio
de Tomás), que usa la palabra “evangelio” como un título secundario añadido al
final. El comienzo del texto, sin embargo, lo llama “dichos secretos”. (Citado
en Burstein, p. 98).
Conclusión
Según la literatura popular relacionada al tema de los Evangelios Apócrifos,
estos han cambiado para siempre la idea cristiana tradicional que se tenía de
Jesús y del cristianismo. En tiempos donde la figura de Jesús como personaje
histórico vuelve a ponerse en duda, la (relativa) importancia de los documentos
gnósticos ha sido, como poco, exagerada, por no decir tergiversada.
De acuerdo a los autores que mal-usan estos “evangelios gnósticos”, Jesús fue en
realidad un maestro-filósofo cuyas ideas (¡sorprendentemente!) son muy parecidas
a las del liberalismo moderno (feminismo incluido), y la iglesia cristiana del
primer siglo consistía de un conjunto amorfo de creencias diversas e
irreconciliables.
Dicho de otra manera los “falsos eruditos” de las obras populares (Dan Brown y
so “Código” incluido) han hallado exactamente lo que salieron a buscar: Un
evangelio progresista, egalitario, gnóstico y feminista tal y como ellos creen
que debería ser la fe cristiana. Nada, que nos han provisto de un evangelio de
diseño; un evangelio a la medida.
Los grandemente exagerados reclamos hechos a favor de estos evangelios apócrifos
revelan más sobre lo que los eruditos y los escritores contemporáneos quisieran
encontrar sobre la primera eras cristianas… Los evangelios alternativos son
fuentes muy importantes, si no sobre los orígenes del Cristianismo, sí de lo que
ellos nos dicen sobre los grupos de interés que persiguen usarlos hoy; sobre los
medios de comunicación, y sobre cómo la religión es presentada como cultura
popular; sobre cómo los cánones cambian su contenidos para reflejar los valores
de los lectores; y, más generalmente, sobre las cambiantes direcciones de la
religión americana contemporánea. (Jenkins, 5)
Para más información sobre los Evangelios Gnósticos puede leer “Evangelios
Verdaderos y Falsos”, un comentario bibliográfico del libro Hidden Gospels,
Jenkins, Philip. Oxford Press, Oxford. 2001.